lunes, 5 de mayo de 2014

Sueño 11



Ya extrañaba tener sueños raros, pero éste surgió de tantos problemas vividos.

Estaba yo entre un grupo de chicos en la playa. Lucía un día bastante nublado y con viento, todos estaban en la arena excepto yo y otro colega más que nos dirigíamos al mar.

Tocamos con nuestros pies la orilla y un poco de agua que llegaba a razón de olitas cuando nos empezó a salpicar agua como si estuvieran saltando; no le dimos importancia hasta que el agua salpicada ya aumentaba. Nos viramos y yo esperaba ver algunos miembros del grupo molestando, pero la sorpresa fue nuestra al ver a dos “Velociraptor*” (dinosaurios carnívoros ya extintos).

Me asusté y lo único que hacía era caminar despacio para atrás en pos de que no nos detectaran y nos comieran, pero eran muy astutos y por cada paso hacia atrás que dábamos, éstos daban uno hacia adelante; sentía su trompa áspera tan cerca que en cualquier momento iba a ser carne para ellos.

El chico que estaba conmigo abrió sus brazos a manera de protegerme, pero yo sólo podía ver a esos animales relamiéndose, y en un abrir y cerrar de ojos, el chico me dijo “¡Corre!” y salimos corriendo de la pequeña orilla gritando y alertando a los otros del grupo y teniendo a los dos dinosaurios persiguiéndonos.
Corriendo hacia el frente, vimos unas puertas abiertas y una casa vieja, pero grande y no dudamos un momento en entrar y dispersarnos, pues tenía en la entrada varios compartimientos, escaleras hacia arriba y hacia abajo. Por dentro era aún más espacioso. 

Tras de mí no fue nadie y los dos dinosaurios entraron, pero se perdieron. Subí unas pequeñas escaleras y encontré muchos cuartos, pero ni una sola persona.

Entré a uno muy oscuro. Alcancé a ver que tenía un balcón, pero no llegué a dar un tercer paso porque se aclaró el cuarto y vi a dos mujeres. Una de ellas no se inmutó al verme ahí en ese cuarto, es más, como que le confortó y sin esperar nada, se me acercó y me dijo que la acompañe a ver el balcón.

Yo había invadido su espacio así que no me pareció malo estar ahí con ellas, pero la que me intrigaba era la otra mujer. Parecía estar bastante alterada y tenía un extraño lápiz amarillo que se lo ponía en las mejillas. La quedé viendo y así con la cara embarrada se me acercó diciendo que yo tenía que ponerme el lápiz así como ella.

Me pareció un poco loco y me hice para atrás cuando ella me acercó el lápiz a la cara, pero la otra mujer me sostuvo y me dijo que era necesario para que me reconocieran.

Asentí a que me manchara el rostro con aquel extraño lápiz aún poniendo en duda sus últimas palabras: “para que me reconocieran”. Mientras me pintaba, o mejor dicho, mientras me embarraba de pintura, el cuadro se puso aún peor. La chica que de por sí ya estaba alterada, empezó a temblar más y se alejó, cuando hizo eso, la mujer que estaba alado mío hizo lo mismo. Estaba yo de espaldas al balcón y ellas tapando la puerta por donde entré y única salida para ponerse en un casi ataque de epilepsia. Temblaban demasiado y fue cuando vi que estaban cambiando para convertirse en dinosaurios. En los velociráptor que minutos antes me habían atacado en la espalda. 

Y hablaban.

“Con esa mancha en su cara, sabemos que eres tú, y que te podemos comer” me dijo uno de los dinosaurios. 

Estaba asustada y perpleja. ¿No que los dinosaurios se habían extinto? Ahora más que nunca creía que eso no pasó jamás y vivían como segunda identidad en algunas personas y para mi mala suerte yo estaba encerrada con dos de esos y hasta marcada para que disfruten comiéndome. 

Afortunadamente estos seres no tienen mucha inteligencia, y al abalanzarse hacia mí, se fueron de largo para donde estaba el balcón, y la que estaba como loca, cayó por ahí, la otra sólo se golpeó ya que yo me tiré para delante a lo que me trataron de caer encima, y corrí a la puerta y salí de ese endemoniado lugar, pero el dinosaurio que no cayó, me seguía aún y subí escaleras y vi muchas puertas cerradas, pero no podía detenerme, tenía que salir viva de eso. Subí unos cuántos escalones más y abierto ante mí un cuarto pequeñísimo. No sabía si ahí habían más dinosaurios, pero ya encontraría la manera de resolver si eso sucedía, ahora sólo quería descansar y asimilar lo que había pasado.

Entré y cerré la puerta con un portazo con tanta fuerza que caí a una cama que estaba cerca de la puerta. Por detrás de la puerta me decía el dinosaurio que no pudo comerme: “Ahí dentro te irá peor”. Me asusté, pero ¿qué más podía hacer? ¿Salir y entregarme al dinosaurio de fuera? , ¿y si todo lo que decía era una broma? No podía arriesgarme.

Me senté en la cama y vi todo mi alrededor. Parecía el cuarto de una chica debido al extenso color rosa que predominaba y era muy pequeño, pero ordenado. Alado de la cama había un velador con una lamparita prendida y frente a estos, un ventanal.

Parecía no haber nadie y me tranquilicé aunque esto fuera momentáneo pues el ventanal se abrió y temí que los dinosaurios aparecieran por ahí a comerme, pero sólo pasó un señor muy alto.

Se sorprendió de verme y lo primero que me dijo fue que no debía estar en el cuarto de un hombre. Yo le dije lo que me pasaba y le pedí que me deje quedar un rato más y evitaría ser un problema.
Él me miró nada más y se sentó en una silla que había por ahí. Me dijo su nombre (que era como Dres) y que no me dejara engañar.

Con eso me dio a entender que él también tenía un secreto y que era el de convertirse en un dinosaurio, pero parecía tan calmado que dudé en ese instante.

Conversamos, pero al rato se escuchaban golpes en el ventanal. Eran los dos dinosaurios de antes que le exigían que me entregase, que yo tenía la marca de haber sido encontrada por ellas.
Yo le supliqué que no me hiciera eso, que tenía mucho miedo y no quería ser comidilla. Él sólo miró el ventanal y me dijo que lo acompañe. Abrió el gran cristal y se vio un patio increíblemente abajo. Siquiera habían unos doscientos escalones en la gran escalera que conectaba la parte alta con el suelo del patio.

Al pasar el ventanal, había un espacio no tan ancho que rodeaba todas las habitaciones, es decir, todas las habitaciones tenían ese balcón que daba lugar al patio de la gran casa, y para colmar todo el dinosaurio que había caído, seguía allá abajo preguntando por su presa que era yo.

Dres, el señor que estaba conmigo, me dijo que no tema, entonces bajó las escaleras tan rápido y yo iba tras él pues el otro dinosaurio no me daba confianza y fue cuando vi al señor tan calmado, estar en el suelo del patio, muchos metros abajo, convertirse en el exótico y fenomenal Tyranosaurio rex.

Era inmenso y majestuoso.

Y estaba de mi lado.

Me desperté.

viernes, 4 de abril de 2014

Sueño 10



Era un lugar abierto, muy grade. Había escaleras en dos esquinas del lugar y las conectaba un puente. Era un paso peatonal dentro del perímetro del lugar, que simulaba como una cancha. El suelo era de cemento en su totalidad y no había más nada que demasiadas personas. 

Al principio creí que era un patio de universidad debido a la cantidad de gente joven que había, pero no. Era tan solo eso: un lugar cerrado con un paso peatonal y mucha gente ahí. Desordenada, conversando, sentados en el suelo, sin techo y recibiendo el ardiente sol.

Yo sabía que algo malo andaba con ese lugar. Se sentía una mala vibra cerca del paso peatonal, y en efecto al momento de pensar eso, se manifestó. 

Era un chico, nada fuera de lo común a más de su rostro que estaba lleno de ira. Se notaba su ceño fruncido, y él era el que estaba arriba en el paso peatonal. Alcancé a ver más gente ahí, y resultó ser la gente que trabajaba con él.

Una vez que se asomó por el paso peatonal, de cara donde estaba la demás gente, todos se callaron, y seguido a esto, él gritó: ¡Voy a atrapar a tres personas!
La multitud empezó a sacudirse. Todos temían de ser capturados por aquel hombre y yo no entendía el por qué. 

Las personas empezaron a mirar al suelo para no ser los escogidos, pero yo estaba atenta a lo que iba a pasar. Vi cómo él pasaba su mirada por toda la multitud y elegía uno al azar.

-¡Ése!- gritaba mientras señalaba a una persona y junto con esto, los que trabajaban para él que también estaban dentro del paso peatonal, empezaban a correr tras la persona desdichada elegida. Se convertía en una persecución donde ganaba siempre el tipo al que todos temían.

Nuevamente eligió a otra persona, y la persecución empezó. 

Finalmente cruzamos miradas y su expresión fue la de haber hallado la paja entre las agujas.

-¡Tú!- gritó y me señaló. Abrí notoriamente los ojos y me refuté el haber estado mirándolo para saber y descubrir qué rayos era y por qué hacía esas estúpidas persecuciones a gente que ni conocía.- Yo a ti te voy a agarrar- sonrió-. ¡A la que ha burlado a aquellos anteriores a mí! Y seré yo quien te atrape- concluyó sonriente y empezó a correr escaleras abajo en dirección a mí.

Primero analicé rápidamente la situación, y una vez que lo vi ya fuera de las escaleras comencé a correr en dirección opuesta. Mi idea era correr hacia las escaleras, subirlas, pasar el puente y volver a bajar del otro lado, así tomaba ventaja e ideaba alguna otra cosa en el camino. 

Corrí con todas mis fuerzas y la gente que estaba ahí, me veía desconcertada. Todos, menos yo, sabían lo que pasaría si me agarraba. No quería enterarme así que seguí corriendo.

Llegué a las escaleras y las subí corriendo, y me cansé tanto que pensé en desistir, pero al voltear vi la cara de ese chico que me perseguía y era de alguien depravado, así que eso me dio fuerzas para seguir subiendo. Nunca había estado en uno con tantas escaleras, pero lo logré. Ya el puente lo pasé un poco más calmado y la bajada de escaleras también, pero antes de llegar al suelo, vi un descanso, y alcancé a ver a un amigo, a M. y lo único que hice fue agarrarlo y tomarlo como escudo en son de esconderme tras él. Sentía que el corazón se me salía y la sed era insaciable. M. no dijo nada sólo se quedó estático cuando el tipo que me perseguía bajó totalmente las escaleras y una vez en el suelo no me encontró.

-¡Agarramos a uno!- gritaron de por el patio.

-No te salvarás, ¿me oíste?- dijo el chico jadeando- En la siguiente sí vas tú- fue dedicada para mí que aún seguía escondida en el descanso de las escaleras.

Escuché que era seguro salir, y fui caminando donde todo había comenzado, y me encontré a A., mi mejor amiga, en una de las esquinas del lugar, y fui directo a ella quien me abrazó. Parece que había visto la persecución y estaba preocupada por mí. Me agarró porque yo estaba demasiado cansada y me acostó.

Ella fue quien me contó que le ocurrían cosas terribles a las personas a quien ese tipo atrapaba y que no me deje agarrar.

Yo sólo escuchaba pues la sed era interminable y sentía que no podía emitir ni una sola palabra. No pasó ni diez minutos cuando escuchamos la alarma nuevamente donde decía que iban a por mí. El mismo chico solo me había visto con A. y se dirigía caminando donde estaba yo.

Ella en pos de cubrirme y taparme, me echó una alfombra roja encima, pero era tarde. Sentí que me agarraban de la cintura y me alzaban, ahí fue cuando grité y le tomé las manos a mi mejor amiga mientras le decía “No quiero ir, no me dejes por favor” y el rostro de ella me decía todo. Ella quería que no me vaya, pero era inevitable. Como última acción que tomó fue agarrarme la cabeza y darme un beso en la frente.

-Todo va a salir bien- me dijo y no la vi más.

Me llevaron por primera vez fuera de aquel lugar. Al parecer, era una cárcel donde había estado. El tipo me había capturado y me llevaba quién sabe a dónde, pero el camino tenía muchas flores.

-          Cuando yo atrapo a alguien, automáticamente se convierte en mi sirviente- decía como para crear tensión, pero a mí me daba igual.- Cada persona que he atrapado tiene un objeto que la ata a mí, ¿quieres ver?- Yo no respondí y seguía caminando. Él vio mi desinterés y me agarró fuerte haciéndome quedar cara a cara con él-. Éstas gafas son del tipo que agarré recién. Éste es su vínculo- me dijo sacando unas gafas de una maleta que traía consigo.- Y éstas llaves son de alguien que atrapé hace mucho tiempo- concluyó sacando unas llaves oxidadas.- Eran de su asqueroso carro.

No se me ocurrió nada más que agarrar las cosas que me había enseñado. A él no le importó, parecía que no iba a ser de mayor utilidad, según él. Pero fue cuando empecé a intentar huir corriendo nuevamente, pero estaba tan cerca de mí que me detenía a cada instante.

-          - Aquí mando yo, así que olvídate de tratar de huir, ¿entendido?

No ideé nada, pues con tanto que hablaba no podía siquiera hacer un buen plan, cuando pasó un carro con unos chicos dentro que me quedaron viendo con cara de pena.

Supuse que algo malo me sucedería por las caras que hicieron siendo personas de fuera de la cárcel, entonces actué rápido.

Las gafas que me había dado anteriormente me las puse y me giré hacia él. Él se sonrió con una cara pervertida que me dio asco, y entonces me las saqué un poco y… ¡se las lancé en toda la cara!

ÉL se agarró la cara y yo salí corriendo, me agarró apenas, pero yo me solté y corrí, y pensaba en la pobre persona a la que estaba vinculada esas gafas.

Vi hacia atrás y me venía persiguiendo nuevamente, pero esta vez no podría correr lo suficiente o esconderme, así que divisé un parqueadero de carros y me metí.

Fui viendo rápidamente uno que sea de fácil entrada, y vi uno sin ventana. No lo pensé siquiera y me dirigí a ese, me metí por la ventana y me  toqué los bolsillos cuando encontré las llaves oxidadas que me había dado ese sujeto anteriormente.

Eran dos y empecé a tantear para que el carro arranque, cuando sentí una mano en el perímetro del ventanal y era otra vez ese tipo con cara de “te atrapé” me dijo que iba a ser imposible que me vaya de su lado cuando ambos escuchamos el carro encender. Yo metí retro y pisé el acelerador tan fuerte que el carro chilló y salió humo.

Era un carro sumamente viejo, uno al que alguien había quitado sus llaves hacía muchos años y era esa misma persona vinculada a las llaves quien me habría salvado.

Fue cuando comprendí lo que me había dicho inicialmente, mientras escapaba claro está, de que yo ya lo había burlado antes.

Me desperté con el corazón latiendo durísimo y una sed extremadamente insaciable.

PD: M. y A. los quiero mucho.

sábado, 11 de enero de 2014

Sueño 9

Hola, hola, ¡feliz año a todos los que me leen! (Nadie).

Soñé esto hace poco menos de una semana. Es muy raro y con presión porque estoy en exámenes, y es ahí donde comienza todo.

Tenía en mente tanto el dar el examen de Tecnología Química, que había ido a la Universidad a sacar los folletos que había que estudiar. Me sabía ya la materia, pero me había desvelado estudiando demasiado y mi examen iba a ser al día siguiente a las 7 am, así que llegué a la casa de mi amigo O. para ir a dormir. Una vez que estuve en su casa, llamé a mi mamá para decirle que me quedaría ahí, y no se opuso.

Le pedí prestada su cama pues quería ya dormir para no quedarme dormida e ir a dar el examen temprano. Él se notaba un poco perturbado, pero no emitió ningún sonido y procedió a abrir la puerta del cuarto dejando ver a A. y S. que estaban dentro del cuarto de la casa de mi amigo. Me sorprendí al notar que S. se deprimió al verme, pues esa no era mi intención, y aún peor, yo ni sabía que estaban ellos ahí. Ella (S.) estaba acostada en una cama, pero A. le dijo que se levantara, que era ahí donde yo iba a dormir. Me acongojé. S. es su novia y la estaba prácticamente botando para que yo me instalase, cosa que en mi mente no podía concebirse, pero ella, cabizbaja, salió de la cama y del cuarto. Me sentí mal, pero accedí a acostarme y dormir. Puse alarma y le pedí a mi amigo O. que no la apagase y que si no me despertaba, me despertara él. Asintió y procedí a dormir.

Al abrir los ojos vi todo muy claro, y eso sólo indicaba malas noticias.
- ¿Qué hora es?- le pregunté a O. que estaba sentado alado mío.
-Las 9:30 de la mañana.

Yo casi lo mato. Me dijo después que había apagado la alarma inconscientemente y que lo sentía mucho.
No hice nada más. Le pedí el baño para lavarme la cara e irme a mi casa.
Apareció su mamá. La saludé y me sonrió.

Ella estaba parada en la puerta, mi amigo fue donde ella y estaban en frente mío. Les volví a pedir el baño el cual la puerta esta detrás mío. Yo no la veía por estar viendo a las dos personas al frente mío, pero sus miradas y sonrisas cambiaron. Abrieron los ojos e hicieron muecas como de haber visto algo muy malo en dirección hacia mí. Vi a mi alrededor y no había nada, excepto porque no había echado un ojo detrás mío, en dirección al baño. Me viré con expectación de no encontrar nada cuando vi en la entrada del baño a un hombre. Estaba enojado y con una mirada como de querer cobrando venganza. Me asusté y supe al instante que no se trataba de un hombre normal, sino de un demonio.

Alzó los brazos en pos de agarrar algo, casi como un abrazo, en dirección mía. Me viré y empecé a correr hacia donde estaba mi amigo y su mamá, pero cada vez se alejaban más y me acercaba más al demonio. Vi que mis pies corrían en el mismo lugar y que era yo quien era arrastrada hacia el demonio. Gritaba y le pedía ayuda a mi amigo, quien sólo me miraba con desesperación a sabiendas que no podría hacer nada.

Sentí que me agarraron en un abrazo muy fuerte por detrás y supe que el demonio me había atrapado. Grité una última vez y en mi cara se cerró la puerta del baño.

[...]

Abrí nuevamente los ojos dentro del cuarto, pero en el piso. Me levanté rápidamente y salí de esa casa.
Me dispuse a caminar hacia mi casa, cuando en la esquina de una calle, me encontré un grupo de chicos. No me importó e iba a seguir caminando, cuando al pasar por donde estaban ellos, me dijeron que no podía seguir e irme sola. Parecían buenas personas, así que escuché lo que me tenían que decir:
- No puedes andar sola por las calles. Toda la ciudad se ha infestado de almas, pero hay lugares estratégicos que no pueden sobrepasar y nosotros los conocemos. Aparte la ciudad está vacía.

Fueron las palabras del chico con la gorra para atrás. Empezaron a caminar y yo estaba con ellos. Íbamos contando los pasos y caminando por la mitad de una boca calle. Cruzamos una cancha de básquet y alcancé a ver unas almas en ese territorio, pero tal como habían dicho anteriormente, había lugares que ellas no podían sobrepasar y sólo nos miraban con odio como esperando que pisáramos mal para venir a atacarnos.

Llegamos a un punto en donde parecía el final de una travesía en grupo. Teníamos que separarnos. Todos se esparcieron muy rápido y fue cuando algo extraño pasó.

Había una pareja de chicos en medio de un bosque. No era yo quien estaba ahí, pero yo podía ver lo que estaba pasando. Él la trataba de proteger a toda costa, y parecía que no habían sido descubiertos por las almas. El chico le decía a la novia que camine detrás de él, por si alguien venía a atacarlos. Ella estaba asustadísima y lloraba. Algo se movió entre los montes que había metros delante de ellos y salió una especie de perro con colmillos inmensos. Ambos gritaron y ese perro-zombie comenzó a correr para cazarlos a los dos. Se le lanzó encima al chico mientras le desgarraba un poco de piel. Ella desesperada en pos de sacar al animal y salvar a su amado, fue víctima de un mordisco que le arrancó el dedo. Se asustó y gritó más. El perro-zombie se le iba a lanzar a ella, y él viendo la intención, la empujó a su enamorada, haciéndola más atrás. Le gritó que se fuera, que él regresaría por ella, y fue arrastrado por el animal hacia el monte de donde había salido. Ella huyó, se quedó llorando, sabiendo que él había muerto para salvarle la vida.

Regresamos al lugar donde nos habíamos separado, victoriosos. Algunas personas dadas de baja (como el chico que salvó a su novia), pero ya éramos libres de poder caminar por donde habíamos venido.

Y para celebrar, estábamos en una piscina, con todos los que habíamos luchado contra las almas, y ahí estaba yo, con un esparadrapo y muchas gasas debido a la ausencia de mi dedo de la mano. Vi a lo lejos una persona extraña que empezó a hacer olas muy grandes dentro de la piscina a tal punto que los que estábamos dentro, nos empezábamos a ahogar.

La lucha no había terminado.

Me desperté.

Y no di el examen el día que tenía que darlo. Me quedé dormida...

martes, 26 de noviembre de 2013

Sueño 8

Este sueño lo tuve cuando tenía 11 años. Nunca lo pude olvidar.

Era de noche y había una reunión en el colegio. Fui con mi mamá, y teníamos que cruzar la calle. Mi mamá andaba con su pijama turquesa y yo iba agarrada a su mano. Vimos que no venía ningún carro e íbamos a cruzar, pero yo no crucé y mi mamá se volteó a verme… ¡cuando vi que venía un carro a toda velocidad!  

Le grité “¡Mami!”, pero fue demasiado tarde, pues la había arrollado.

Llegué a casa a sabiendas que mi mamá estaba muerta y no podía dejar de llorar. Mi papá estaba solo en su cama y no quería hablar con nadie. Entré a mi cuarto y estaba oscuro y mis hermanas no estaban. Cerré la puerta y me dispuse a seguir llorando, pues sentía que mi mamá había muerto por mi culpa cuando de repente empezó a llover dentro del cuarto. No entendía nada y tocaron a mi puerta. Era raro porque la puerta a pesar de estar cerrada, no tenía seguro, y mi papá nunca tocaba la puerta así que fui a abrir… ¡era mi mamá!

-¡Mami!- exclamé. La vi  bien y no tenía pies. Era su alma.

No me habló, sino que empezó a retroceder y yo iba embobada tras ella. Primero yo iba caminando, pero vi que se alejaba cada vez más rápido y comencé a correr sin dejar de gritarle que no se vaya.

Le grité a mi papá que salga rápido de su cuarto que mi mamá había vuelto, pero él me respondía “¿qué?”. Como vi que mi mamá se alejaba más y más, no me importó que mi papá no saliera a tiempo, y decidí correr tras el espíritu de mi madre.

Salí de la casa y sólo la veía a ella cómo se iba cada vez más. Iba gritándole que se quede, que no se vaya tan rápido que había sido mi culpa, pero ella seguía retrocediendo.

De pronto vi que me acercaba cada vez más a mi mamá. Se había quedado al fin quieta debajo de un árbol en un lugar que nunca había visto, pero era muy calmado y con mucho pasto y flores.

Me acerqué a ella y la iba a tocar, pero ella me dijo “no” con la cabeza.

-Vine a despedirme… ya es hora de que me vaya.

Le grité que no se vaya de muchas maneras, traté de alcanzarla, pero se había elevado bastante y me miraba en lo que se iba para el cielo. Me quedé arrodillada llorándole y suplicándole que vuelva…

Aparecí de nuevo en mi casa y ahí estaba mi papá. Le expliqué que mi mami había venido y que la había perseguido para que vuelva y me puse a llorar de nuevo. Mi papá sólo me abrazó mientras yo seguía sollozando.


Me desperté llorando… y fui al cuarto de mi mamá y ahí estaba ella en su cama con el mismo pijama turquesa con la que había muerto en mi sueño.


domingo, 3 de noviembre de 2013

Sueño 7


Hace mucho que no subía nada, y éste es uno de los sueños más feos que experimenté y fue muy gráfico. Espero que con mi pobre descripción entienda cómo fue el asunto. Igual es un sueño, todo sucede alrededor de un minuto.



Había un grupo grande de jóvenes.  Entre ellos yo y mi amiga E. Nos separamos de donde realmente teníamos que estar para llegar a un lugar adentrado en algo similar a un bosque. Estaba un chico delante de unas grandes puertas que vimos estaban abiertas. Entramos y él, que al parecer era un guardián, no opuso resistencia ni nada.
Dentro, el lugar era tétrico. Sentí una mala vibra desde el inicio, pero fui arrastrada por la euforia de todos al haber entrado en un “lugar prohibido”.

El cuadro era el siguiente. Había un trecho de tierra que estaba sólo en el lado izquierdo de todo el lugar, lleno de árboles y todo el borde era lodo. Tenía ramas y hojas muertas en todo el tramo de tierra. De ahí todo era agua. Parecía un río y el agua era turbia.

Yo iba pasando por el lado donde había tierra, pero todo el grupo comenzó a lanzarse al agua y a hacer bulla. Mi amiga E. me incitaba a lo mismo desde el agua, pero simplemente le gritaba que no sabía nadar, que el tirarme al agua iba a ser imposible.

El tramo de tierra, ahora era más lodo y más espeso. Ya me estaba costando más el caminar por ahí, y veía cómo todos se adelantaban mucho más rápido a través del agua. Llegué a un punto donde no había ningún árbol tapándome y vi que no muy lejos, el agua y el tramo de tierra terminaban y daban paso a una caseta hecha de ladrillos y pintada de blanco. No tenía puertas y en el momento en que entrabas ahí tenías que tomar el camino de la derecha, por lo que no se veía qué había dentro.

Todo el grupo ya había llegado a la caseta y yo seguía luchando contra el espeso lodazal. Pronto escuché pasos que venían detrás de mí y muy rápido, algo que creí imposible ya que el lodo era muy espeso como para eso. Tuve un mal presentimiento y no quería voltear a ver. Sólo trataba de caminar más rápido y llegar con todos a la caseta, cuando un ruido desgarrador me asustó y sólo pude sujetarme de un árbol cercano.
Era un caballo relinchando.

Pero lo hacía como si lo estuvieran masacrando. Todo lo sentí justo detrás de mí, pero el miedo no cesó hasta que el caballo se calló. Fue ahí cuando me volteé y fue un susto peor que el anterior.
Estaba el cuerpo del caballo sin cabeza colgando de un árbol antes del que yo estaba agarrada y la sangre que caía del cuerpo del animal era demasiada que se regó hasta el río y éste comenzó a turbiarse.

Nada había cesado y fue cuando escuché los gritos provenientes de la caseta. Gritos tan desgarradores como el que había escuchado anteriormente del caballo.

Me dio miedo, y comencé a retroceder, pasando con cuidado por el cuerpo muerto del caballo.
Quería salir de ese lugar, sólo así podría pensar bien cómo resolvería las cosas y cuando vi a lo lejos que el anterior mencionado guardián estaba cerrando las puertas grandes por donde habíamos entrado.

Me invadió el miedo y la desesperación. Empecé a correr mientras le gritaba que no cierre la puerta. Él me escuchaba, pero hacía oídos sordos a mis plegarias y llegué antes que cierre la segunda puerta en su totalidad.

“¡No cierres la puerta! ¡Aún están ahí dentro!”

El chico me miró y su expresión fue una indicándome que él no se quedaría a ayudarme. Botó el gran candado con el que iba a cerrar la puerta y salió corriendo.

Yo me quedé sin saber qué hacer frente a la gran puerta tan solo escuchando los gritos de las personas que seguían dentro.

Me desperté.

domingo, 23 de junio de 2013

Sueño 6

Uff, estúpido curso intensivo de la U, recién cojo mi pc después de dos semanas.

Aparecimos (era un grupo de personas, pero no conocía a nadie) en unas ruinas hechas de arena. Teníamos un guía que iba hablando de la historia y eso. Al final a cada persona nos entregó algo así como una reliquia. Afirmaba que debíamos saber cuándo usarlas y cómo usarlas, pero no dio más indicaciones.
A mí me llegó un tarrito que por fuera era esos de goma blanca. Sin abrirlo y ver su contenido, a más de una ojeada por fuera, lo guardé y seguimos caminando.

Fuimos así por varias ruinas, pero en vez de darnos más reliquias, nos empezaron a dar llaveros. era extraño, pero la lógica seguía siendo la misma.

"Había que saber en qué momento usarlas".

Al final del recorrido, tenía cinco llaveros, todos con figuras de animales diferentes. No tenían aspecto terrorífico ni mucho menos de ayudar en alguna situación peligrosa. Sin más que decir, los guardé y llegamos a un parque. Era muy grande, pero a la vez era desolado.

Había una cabina dentro del parque con los implementos que tiene un guardia de seguridad. Entramos para descansar del largo viaje, y dejé mis llaveros dentro de un cajón que había debajo de una computadora obsoleta. Fue cuando empezamos a escuchar un ruido fuerte. Todo empezó a temblar y las cosas comenzaron a caerse.

Me levanté y vi por el vidrio que asemejaba a la ventana, y estaba ahí fuera un gorila inmenso.

Caminaba y la tierra temblaba, alardeaba y rompía los tímpanos de los oídos, y lo peor es que venía donde yo estaba.

Todos los que estaban dentro salieron, incluida yo, sin saber qué hacer. El gorila venía justo donde estábamos, y sin recursos optamos por separarnos, con tanta mala suerte que fue persiguiéndome.

Me gritaron "¡los llaveros!" y automáticamente, mientras corría, vi que tenía mi maleta, pero los llaveros los había dejado estúpidamente en la cabina. Abrí la maleta con el gran animal persiguiéndome y vi mi tarrito con aspecto de goma líquida.

De seguro a eso se referían con "usarlo en el momento indicado", le saqué la tapa y me sorprendí al verlo vacío. Metí la mano para ver si sacaba algo, pero no salió nada. No me podía salvar con el tarrito, pero seguí corriendo para que el gran gorila no me atrapara.

Di la vuelta, y las personas que antes habían estado conmigo distrajeron al gorila mientras yo entraba nuevamente a la cabina. Abrí el cajón y ahí estaban mis llaveros, los agarré y...

Eran unos simples llaveros. ¿Qué iban a hacer? ¿Jugar con el gorila mientras escapaba?

Fue peor porque las personas que intentaron ayudarme estaban cediendo con el gorila, y tenía que salir a ayudar, incluso si eso significara la muerte.

Frustrada salí con los llaveros en mano, cuando alguien me habló.

Dijo algo como "tienes que usarnos".

Empezaba a enloquecer, pero vi cómo los llaveros empezaba a moverse solos.

Entendí el valor del tarrito de goma que en realidad era una reliquia, y la saqué y solté el llavero de tigre, convirtiéndose este mismo en un majestuoso tigre que iba a pelear conmigo.

Me desperté.

domingo, 12 de mayo de 2013

Sueño 5


No había subido nada, porque quería llegar a un sueño un poco diferente... y pues lo que soñé hoy, está bastante, ¿Cómo se dice? "Weirdo", pero aunque no lo crean (y si es que alguien me lee) en verdad soñé esto. Está un poco largo, pero todo y cada cosa relatada, la sentí en mi sueño. Sin más...

Sueño # 5

Estaba en el curso del colegio, pero era la Universidad. Tenía una profesora que estaba revisando un cuaderno, que si no lo tenías bien presentado, o de esas cosas que los maestros siempre exigen, te reportaba al centro de la cancha. Me esforcé por presentarlo bien, pero me ponía trabas, a lo que desistí y me salí del curso así no más.

Afuera, me dirigí a la cancha que era donde todos se estaban reuniendo, sin motivo alguno.

Divisé a unos amigos (de los cuales sólo recuerdo la cara de mi prima Comi) y me uní a ellos que al parecer tampoco habían entregado el cuaderno.

Fue cuando la profesora de antes salió a la mitad de la cancha y empezó a crear un vórtice que se tragaba a cada estudiante que estaba caminando o encima de la cancha. Los que estábamos en las gradas, teníamos más oportunidad de salir corriendo, y eso fue lo que hicimos.

La profesora, que ahora sabíamos y catalogábamos como “el diablo” nos vio escapar, y nos empezó a seguir. Se había hecho ya de noche y entre puerta y puerta, divisamos al Dr. Z., me alegré de verlo, siempre nos hemos llevado muy bien, pero cuando logramos llamar su atención, nos dijo que ya no trabajaba en la Facultad. Se viró un poco para vernos mejor y vi que no tenía un brazo, y aparte de eso, lo tenía hinchado como una bola a punto de estallar. Era difícil no fijarse en ello, lo que el Dr. se dio cuenta y nos ahorró la pregunta.
-                                                                            Tengo leucemia.

Fue lo que nos dijo. Sentí ganas de llorar porque no se lo merecía, y dio a entender que todo eso había pasado a raíz de que “el diablo” había llegado a nuestra Facultad.

No nos despedimos de él. Sólo lo hicimos con expresiones y seguimos corriendo, pues el diablo venía tras de nosotros.

Encontramos un carro un poco viejo y nos metimos dentro. Un amigo iba manejando y llegamos después de mucho tiempo a un lugar parecido a la antigua casa de mi abuelito en Data.

Nos bajamos, y creyendo que estábamos a salvo, nos metimos dentro de la casa, que es de dos pisos, y con las escaleras fuera de la casa, todo completamente de madera.

Habían dos chicas, una de ellas mi prima, que cargaban a dos bebés en brazos. Tenían la prioridad, así que ellas se acomodarían primero. Los hombres se quedaron abajo, sacando unas cosas del carro, mientras otras chicas y yo subíamos para arreglar todo.

De un momento a otro, el diablo estaba ahí junto con nosotros, burlándose porque sabía que no podríamos escapar de él.

Con sus poderes abrió un gran ventanal que daba a un balcón y agarró a una de las chicas y la puso ahí. 

Nos amenazaba. Teníamos que hacernos esclavos de él y la salvaría de la caída.

Nadie dijo nada.

Todos nos mantuvimos en tensión por la vida de la chica, pero obviamente al diablo sólo le importaba que nosotros accediéramos.

Se enfureció, y justo debajo de ella, abrió un vórtice, y a punta de una risa maligna, la lanzó ahí dentro, y en pos de apurarnos, agarró a otra para el mismo fin, y fue cuando nos dimos cuenta por qué nos quería tanto de esclavos.

La chica que había agarrado, no venía sola, y en medio del plan del diablo, lanzó descargas eléctricas que nadie se esperaba.

Se soltó y salió corriendo, fue cuando me salí a las escaleras y avisé a los chicos que estaban abajo que se hicieran a un lado.

Estiré mi mano y sentí una gran fuerza que se acercaba a mí, como si fuera algún imán. No sabía qué estaba atrayendo, pero había que dar pelea sí o sí.

De pronto del suelo de la parte de abajo, salió agua. Fue destrozando todo el ´piso por la presión a la que salió.

Toda esa agua que parecía que la estaba trayendo directamente del mar, toda fuerte, en grandes cantidades, era mía. Se mezclaba con las emociones que tenía y metí mi mano dentro de la casa, donde estaba el diablo, y se la eché toda, en su totalidad.

Sentía cómo lo dejaba aturdido por la presión de tanta agua que le caía encima y fue cuando les dije a todos que salieran, que se apresuren para salir de ahí.

Estando yo sola arriba, y con el ataque directo que le dí al diablo, vi que no había sido suficiente. Tenía que sacar tiempo para poder escapar, entonces lo pensé rápidamente, y si podía controlar el agua, podía controlar todos sus estados.

Con la misma mano, en dirección al demonio, hice salir una fuerza que ya no convocaba al agua, sino al hielo, dejando petrificado al diablo entre todo el hielo que pude haber invocado.
Sabía que una capa de hielo no podía detener al ser infernal, pero al menos nos daría algo de ventaja para escapar.

Bajé rápido de ahí, me metí al carro, y salimos. Viajamos bastante, más que la vez anterior y nos agarró la noche. No podíamos hacer más que dormir ahí dentro del carro, y recuerdo que yo dormí con una de las bebés en brazos.

Despertamos al día siguiente, y la bebé quería vomitar… ¿Mal augurio? Yo creo que sí.

Llegamos, después del incidente del vómito, a un pueblito. Nadie sabía dónde estábamos, pero queríamos descansar del viaje tan agobiador que tuvimos.

Apenas salimos del carro, tuvimos un mal presentimiento. Las personas que caminaban alrededor nuestro, comenzaron a congelarse.

El diablo estaba aquí… de nuevo.

Me desperté.